23 septiembre 2006

Nota: Aikido y Agricultura

Quizás de pocos es sabido o reconocido que la agricultura era un punto muy importante en la vida de Morihei, el cual ponía en práctica su visión de unión a la Naturaleza sacralizando la tierra y trabajándola a la vez, como si fuera él mismo, es decir, como un acto de misogi. Pocas referencias explícitas, por no decir ninguna, existen al respecto de la agricultura y Morihei, pero por suerte, existe otro magnífico Japonés que ha revolucionado el mundo de la agricultura "natural" devolviéndole su dimensión libertadora y sacralizada. Un libro en especial "La senda natural del cultivo" entrega hojas y hojas de inspiración y aliento en el cual siento unas conexiones muy profundas y en muchos casos con las palabras de Morihei y con la idea de Kannagara. Este hombre se llama Masanobu Fukuoka, y es conocido como "el agricultor del No-Hacer". Personalmente invito a todo aquel que se sienta atraido a hacer una lectura de este magnífico libro y a lanzarse a una práctica agraria en busca de sí mismos y de la dimension sagrada de la naturaleza. Aquí os transcribo un pequeño e inspirador párrafo:

"... Cuando el espíritu humano y la vida humana se mezclan con el orden natural y el Hombre se entrega al servicio de la Naturaleza, vive libremente como parte integrante que es del Mundo Natural, subsistiendo en su munificencia sin tener que recurrir a esfuerzos concienzudamente diseñados. Este tipo de cultivo al cual he bautizado con el nombre de Cultivo Natural Mahayana es el que se realiza cuando el Hombre está unido a la Naturaleza, porque esa es la forma de cultivo que trasciende al tiempo y al espacio y alcanza el cenit de la comprensión y de la sabiduría.

Esta relación entre el Hombre y Naturaleza es como un matrimonio ideal en el que los esposos, reunidos, llevan a cabo una vida perfecta sin pedir nada, dando y recibiendo todo uno del otro. El Cultivo Mahayana es la verdadera encarnación de a vida en sintonía con la Naturaleza. Aquellos hombres que viven una vida así son ermitaños y sabios."

20 septiembre 2006

O'Sensei y sus explicaciones sobre el arte

Geniales referencias a diversas conferencias de Morihei, secuenciadas por Gerard Blaize en un intento de indagar el mensaje del fundador, más allá de la forma. La figura de Morihei me parece excepcional, tanto como dificultosa, pero Gerard realiza un "rescate ideológico" intentando recordarnos que la visión que podemos extraer del aikido está "frente a nosotros", en las palabras del fundador, por encima de estilos o preferencias y con un mensaje "claro" para aquel que lo quiera escuchar con el corazón.

Autor: Gerard Blaize
Fuente: Asociación Aiki-Zen

El fundador del Aikido y sus explicaciones sobre su arte

El maestro Morihei Ueshiba, fundador del Aikido, daba regularmente conferencias y demostraciones a las cuales asistía un público variado y numeroso. Fueron grabadas y publicadas en el libro Takemusu Aiki. El maestro Ueshiba escribió artículos en el periódico del Aikikai, Aikido Shinbuu; una revista japonesa dedicada enteramente al Aikido, Aikido magazín, los publico, y el maestro Kishomaru Ueshiba, hijo del fundador y actual Doshu, es decir, "el continuador del camino", los retomo en su libro Aikido Shinzui ("el corazón del Aikido"). Junto con el Budo no renshuu ("ejercicios de Budo"), publicado en 1931, son mis libros de base. Pero no he utilizado otro libro, el budo, publicado en 1936 y solo recientemente traducido al inglés y francés por que no tenía a mi alcance el texto original japonés.

La lectura de estos libros es difícil, incluso para un japonés. En efecto, el fundador del Aikido utilizaba un lenguaje específico que provenía sobre todo del Shinto antiguo (Ko Shintoo); creaba palabras y expresiones para poder expresar sus ideas y describir sus experiencias. Pero cuando incluso el vocabulario es normal la frase no parece tener sentido pues lo que describe el maestro Morihei Ueshiba no pertenece al mundo normal. Así la principal dificultad de la traducción fue preservar la frase japonesa del fundador sin deformarla ni transformar el vocabulario para realizar una lectura intelectualmente satisfactoria. La experiencia me ha demostrado, en efecto, que las explicaciones del fundador, incomprensibles la primera vez, aparecían, al releerlas, perceptibles. Pero esta percepción solo aparecía si se respetaba la fraseología del maestro Ueshiba. O Sensei hablaba a menudo intuitivamente y se dirigía a la intuición de su interlocutor. Así, inconscientemente, se retenía una frase o una palabra; un día, esta frase o esta palabra, durante la práctica, se materializaba y aclaraba. Entonces comprenderemos que las explicaciones han surtido efecto, y al releer el texto, ocurrirá lo mismo con otras frases y palabras. Creo que es así como hay que leer a o´Sensei y no intentar hacerlo como con un libro que satisface al espíritu y el pensamiento.

A pesar de estas dificultades aparecen con la lectura de estos textos, tres partes: el sentido del Aikido, el origen de las técnicas y los puntos importante que hay que respetar. Estas tres partes se describen ya sea por separado o en un mismo texto. Si es así he separado el texto para repartirlo según la parte tratada; pero a parte de este recorte el texto se transcribe entero; el lector solo deberá remitirse a las explicaciones dadas sobre el origen del texto para comprobarlo. Creo que para el practicante, estos textos serán imprescindibles y harán descubrir al lector la verdadera dimensión de esta disciplina.

"En Aikido, uno no se entrena para ser el mas fuerte o para vencer al compañero. No. Ayuda a poner el espíritu en el centro del universo y contribuir a la paz mundial: hacer que todos los seres humanos formen una gran familia". (Takemusu Aiki p.192)

El maestro Morihei Ueshiba había pronunciado estas mismas palabras a Hikitsuchi Michio Sensei cuando le reencontró después de la guerra en Kii - Katsura, en un balneario cerca de Shingu:

"El Aikido no debe ser el Budo de la destrucción. Debemos crear el Budo que edificará una nueva época fundada en el espíritu de la armonía y de la unión (Wago). Debemos crear el paraíso en la tierra, estableciendo la idea de una gran familia con un gran espíritu de amor que realice la armonía del mundo y del universo". (Aikido magazín, nº7, 1985, p.34).

No eran solo meras palabras, puesto que tal y como lo precisa Hikitsuchi Sensei, después de la guerra las técnicas cambiaron y la guardia desapareció.

Goi Masahisa sensei, reverendo de la secta Byakkoshinkokai y pariente de O Sensei, dice las mismas palabras que el fundador en el Takemusu Aiki:

"El Aikido no es para combatir ni vencer al enemigo: es un camino para armonizar el mundo y hacer que el mundo humano se convierta en una gran familia".

Crear el paraíso sobre la tierra, hacer que el mundo humano se convierta en una gran familia, esta es la meta del Aikido según las palabras y los escritos de su fundador. Pero el maestro Ueshiba no se conforma solo con descubrir el sentido del Aikido en la tierra, sino también a nivel del universo.

"El Aikido es el amor del ser humano, el amor de Dios, el amor de la nación; es decir, es decir no significa solo el amor de todo lo que vive. Esta función del amor forma el universo y construye los países. El proceso de construcción de los Países por todos los dioses significa solo la función del Amor. Esta función protege el universo y todas las cosas. Es un gran principio y una gran vía que permite al Universo y a todas las cosas desarrollarse y vivir. El Aikido funciona sobre la Tierra para que esta misión del Cielo pueda realizarse.
La apariencia del origen del Universo y de todas las cosas iguala a la apariencia del Alma y del Amor. El Aikido es el único camino que puede unir al mundo". (Aikido magazín, nº6, 1985, p.26).

El maestro Ueshiba indica la creación de este gran espíritu del Amor, protector del Universo y de todas las cosas: es el Ichiguen, el origen único:

"No hay forma en el Aikido, todo es estudio del Alma". (Aikido Shinzui, p.16).

"Del Ichiguen, el espíritu único, nacen el origen espiritual y el origen material. Así pues el Ichiguen crea la ley. Ello hace funcionar todo el universo y da cuerpo y vida a todas las cosas universales. Ello hace funcionar la gran vía del crecimiento que conduce a la realización del gran espíritu del amor protector de todas las cosas.
Todas las cosas universales son como una familia, y el pasado, presente y futuro, así como nuestra respiración y nuestra vida enseñan el crecimiento de la vida, nos unen al cielo alegre, es la que da una función sana". (Ibid)

Así pues, para el universo, el Aikido fue creado para que pudiera realizarse la misión del cielo; para la Tierra para que el mundo humano formara una gran familia y construir el paraíso. ¿Qué pasa a nivel humano? El fundador nos da algunas indicaciones, siempre en el mismo texto:

"El Aikido es para comprenderse, para estudiar los fenómenos universales, para no olvidar el origen único (ichiguen), para fundirse con la providencia, para conocer la ley y crear las técnicas sutiles y luminosas". (Aikido Shinzui, p.16)

Sabemos que este camino no se hace con palabras y razones, sino con la resonancia y vibración de todas las cosas universales. Es quizás por ello que el fundador precisa que en el Aikido no hay forma y que todo estudio del Alma, o mejor dicho, de la vibración del Alma (Tamashi no hire furi).

"Os pido que colaboréis conmigo; nos entrenamos juntos, y cada mes, cada año, las técnicas avanzan, evolucionan, cambian. No están paralizadas. Esto no quiere decir que es por eso que hay que cambiar las técnicas, las formas. No es eso. Es porque es el estudio de la vibración del alma (Tamashi no hire furi), y son estudios que no tienen forma". (Aikido shinzui, p.26)

Todo este trabajo ¿con qué finalidad?. Con la de encontrar su propia misión.

"El Aikido no es la meta final. Cuando se practica el Aikido uno encuentra su propia misión".

O aún:

"El Aikido es solo la referencia para clarificar su propia misión".

Permitir que se realice la tarea del Cielo, crear el paraíso en la tierra, y encontrar su propia misión, tales son las metas del Aikido dadas por su fundador. Un texto publicado en Aikido Shinbuu, el periodico del Aikido en octubre de 1967no deja ninguna duda en cuanto al significado del Aikido para el maestro Morihei Ueshiba:

"Quisiera que comprendieseis bien el significado del Aikido que practico. Hay que proteger los tres mundos: el ki del universo, el ki de la tierra y el ki de la naturaleza que respira; Todo lo creamos con el ki y comprendiendo la función sutil del espíritu de los sonidos (kototama no myoyoo) creamos el paraíso terrestre".

El mensaje es claro. También lo que es el trabajo a realizar. Pero al mismo tiempo es un mensaje incomprensible porque es exterior a nuestra experiencia. De hecho, es con las técnicas elaboradas por el maestro Ueshiba que tenemos un medio a nuestro alcance para llegar a un estado de experimentación y de comprensión.

Chinkon Kishin no Hoo con Hikitsuchi

La asociación Aiki-Zen nos brinda documentos muy buenos. Aquí os paso uno sobre Chinkon Kishin escrito por Gerard Blaize. Existen diferencias de transmisión con otros alumnos que siguieron practicando el Chinkon Kishin, que al fin y al cabo debería ser lo que muchos aikidokas conocemos como Aiki Taiso. En las fuentes en las que baso mi práctica existen diferencias con este texto, y espero más adelante poder publicar algo de información al respecto. Aún así el presente documento es interesantísimo por venir de la fuente que viene, el gran maestro Hikitsuchi.

Autor: Gerard Blaize
Fuente: Asociación Aiki-Zen

Es difícil decir con exactitud cual fue el origen de estos ejercicios. Evidentemente el Chinkon Kishin No Hoo era practicado en el Omotokyo. Pero el Furutama No Gyo, un ejercicio incluido en el Chinkon Kishin, tenía otro origen. Así pues, la manera de practicarlo que se describe a continuación es la que enseña mi profesor Hikitsuchi Michio Sensei tal como la aprendió de O'Sensei.

El Chinkon Kishin No Hoo agrupa varios ejercicios y algunos, como el "Amano Torifune" o el "Furutama", son bien conocidos por los seguidores del Aikido. Algunos lo son menos: la inspiración con las manos (Shin kokyuu, el I-ku-mu-su-bi, el kiai y el palmear, que simboliza los cuatro elementos: El cielo (Ten), el fuego (Ka), el agua (Sui) y la tierra (Chi).

Los ejercicios se desarrollan en este orden:

1 Hacer el Shin kokyuu.
2 Picar cuatro veces en las manos.
3 Hacer el I-ku-mu-su-bi.
4 Después de repetir los dos primeros, hacer alternativamente el "Torifune" y el "Furutama", empezando siempre por el "Torifune".
5 Repetir los dos primeros ejercicios antes del kiai.
6 Golpear solamente cuatro veces en las manos antes de realizar los movimientos circulares.
En todos ellos es necesario respetar las reglas de coordinación motriz, efectuar las visualizaciones y las concentraciones mencionadas, para poder notar sus efectos.

Oomotokyoo
Movimiento Oomoto Movimiento mesiánico creado en 1893 por una mujer, Deguchi Nao. Conoció su apogeo ende 1918 hasta 1935 bajo la dirección de Deguchi Onisaburo. Pero como su proselitismo y sus ideas competían con la autoridad imperial, fue duramente reprimido por el gobierno. Este movimiento que tuvo hasta tres millones de adeptos, solo contaba con 60.000 en 1952.

Shin Kokyuu.
Los pies se separan con la misma anchura que los hombros, haciendo un ángulo de aproximadamente 60º. La pelvis, firme, está en la prolongación del cuerpo, erguido y relajado.
Inspirar dos veces, con los dedos juntos, primero hacia la tierra, luego hacia el cielo. Bajar las manos expirando, y volver a empezar. La respiración se hace visualizando el "aire" a través de los ojos y la boca. Luego desde el "cielo", este "aire" entra en las manos por los dedos mayores y desciende hasta la espina dorsal. El ejercicio se repite una segunda vez.

Después, con las manos encima de la cabeza, golpear 4 veces en ellas para "llamar" a los 4 elementos.

Volver poco a poco a llevar las manos hacia el ombligo, con la palma y los dedos de la mano izquierda sobre los de la derecha, y los pulgares tocándose. Entonces empieza el ejercicio del I-ku-mu-su-bi.

I-ku-mu-su-bi.
En esta posición los ojos están entornados, y la mirada se fija 3 metros ante sí.
Expirando una primera vez (siempre se empieza por una expiración), visualizar el sonido I, inspirando el sonido Ku, en la siguiente expiración el sonido Mu, en la nueva inspiración el sonido Su, terminar expirando y visualizando Bi, que se transforma en I (BI...I).
La última respiración se hace sin visualización, y el ejercicio empieza de nuevo, sin fijar un número de veces.

Hikitsuchi Michio Sensei explica cómo visualizar el sonido I:

"...cuando espirais, mirais con el alma cómo este soplo se distiende en el Universo. Después inspiráis con el sonido Ku y veis con los ojos del alma cómo este soplo circula en vuestro cuerpo".

I-ku-mu-su-bi es un ejercicio para vincular nuestro ki al del Universo.

Torifune.
Se hace 3 veces: primero con el pie izquierdo delante; luego con el derecho; y luego otra vez con el izquierdo.

El pie izquierdo delante, simboliza el cielo (Ten Bau); el yang; Iranaki en el Kojiki.

El pie derecho delante simboliza la tierra (Tchi Ban); el yin; Iranami en el Kojiki.

El pie de la pierna delantera se sitúa en una línea recta. El pie de la pierna trasera forma un ángulo de 75º.

Colocados en esta posición, "tirar" con las manos en los costados. Se posan en las caderas, pero no más allá de los huesos ilíacos. El pulgar y el anular están apretados; los demás dedos están cerrados pero sin fuerza.

Luego se "lanzan" las manos hacia delante, abriendo los dedos solo al final. Cerrar enseguida los dedos y "tirar" de nuevo las manos hacia las caderas.

Durante estos movimientos la pelvis se mantiene firme para evitar que el cuerpo no se balancee demasiado. La columna debe estar recta; todo el cuerpo tira y empuja.

Esta coordinación es más fácil si se fija un punto a tres metros de distancia frente a si, sin perderlo de vista durante todo el ejercicio. De esta manera el cuerpo no se rompe, los brazos en línea recta, sin balanceo.

Todo esto es muy importante. Es la base de la coordinación motriz necesaria para ejecutar este ejercicio.

Cuando se "tira", visualizamos que estiramos la tierra pronunciando el sonido EI...I. Cuando "empujamos", visualizamos que empujamos la tierra pronunciando el sonido HO. Empezamos y terminamos siempre con el sonido EI...I.

Este ejercicio se repite todavía dos veces; pie derecho delante, luego izquierdo. El ritmo se acelera, pero de manera natural y sin cansarse ni resoplar.

Contrariamente a lo que dicen otros profesores, Hikitsuchi Michio Sensei insiste mucho en el hecho de que los sonidos no deben cambiar. Siempre EI...I estirando y HO empujando.

Hikitsuchi Sensei explica que así el Ki del cielo desciende, y es absorbido por nuestro cuerpo junto con el Ki de la tierra. En esta posición creamos un "puente" que nos "une" al cielo. Hay que crear AME NO UKIHASHI. Si no conseguimos estar de pie en este puente, el Aikido no nace. Hay que crear primero esta imagen.

Así lo dicen las palabras del fundador:

"En este camino hay que estar de pie en el puente flotando entre el cielo y la tierra (Ame No Ukihashi Ni Tatsu) si uno no se halla en este puente, el Aikido no nace. Si uno se encuentra en este puente, en esta postura, algo nace, y ello se llama Takemusu Aiki". (Aiki Sinzui, p.23)

Furutama No Gyoo.
Se hace alternando con los ejercicios de Torifune.

Los pies vuelven a la posición inicial; las manos, que estaban en las caderas, se levantan y se reúnen encima de la cabeza. Llevándolas luego a la altura del vientre. La mano izquierda se encuentra sobre la derecha.

Mover las manos concentrándose entre los ojos. Al principio se mueven lentamente, pero su movimiento puede acelerarse, como si una fuerza exterior las moviese. Hay que aceptarlo y relajarse al máximo, sin buscar ir deprisa o despacio. El cuerpo se mueve solo. Esta es una de las condiciones para que las vibraciones de las manos hagan su efecto, permitiendo la circularización de la energía por todo el cuerpo.

Mientras se mueven las manos repetir mentalmente, o pronunciar en voz alta los nombres siguientes, un nombre delante de cada ejercicio, pero pronunciado varias veces, tantas como vibraciones den las manos.

1 Durante el primer Furutama pronunciar Amaterashimasu Sume O Kami, diosa del sol.
2 Después del segundo ejercicio de Torifune, Ooharaedono Ookami, dios de la purificación.
3 Una tercera vez Ameno Minaka Nushi No Oo Kami, dios del centro del universo, el cual, para O´Sensei se encuentra también en nuestro vientre.

El Hecho de pronunciar los nombres de estos dioses de la mitología Shinto, facilita el ejercicio; se acapara el pensamiento y se mejora la concentración entre los dos ojos. La experiencia mostrará más tarde la importancia del ritmo.

Durante este ejercicio pueden producirse, algunos fenómenos:"ver" colores a la altura de los ojos, en el punto de concentración, o bien recibir una "corriente de aire" alrededor del cuerpo. Cada uno debe experimentarlo.

Pero es muy importante estar relajado: Es un buen criterio para juzgar los efectos positivos que aporta este ejercicio al cuerpo y para sobrepasar las propias capacidades.

Kiai.

Con los dedos juntos, y con los dedos apuntados hacia el cielo, pronunciar un breve "kiai", volviendo a poner rápidamente las manos enzima del vientre.

En la actualidad el sonido es EI...I, pero hubo un tiempo en que Hikitschi Michio Sensei enseñaba el sonido Ooooo... que se convertía en Ooooh... en su fase final, levantando de nuevo las manos sobre la cabeza.

Vea ahora un ejercicio optativo que ya casi no se practica hoy en día. Siempre en la posición inicial, con los pies separados como los hombros, colocar los dos pulgares en la cintura, alzarse de puntillas y bajar fuertemente deprisa sobre los talones, diciendo en voz alta:

1 A partir del vientre y antes de descender: Ikumusubi.
2 Ponerse de puntillas para llamar: Tarumusubi.
3 Tamatsume Musubi.
4 Y después: Ikutama.
5 Y después: Tarutama.
6 Y después: Tarutomaritama.
7 Acabando con el propio nombre seguido de Tokotachi No Mikoto.

Esto permite crear el hecho y la conciencia de que su propia postura y forma forman uno con Dios. Así uno se responsabiliza de participar de manera activa a la creación.

Los movimientos circulares.
Después del Kiai y de haber palmeado 4 veces en las manos, efectuar los movimientos circulares.

Los ejercicios precedentes han hecho "hervir" la energía en el vientre. Los ejercicios circulares harán que circule por todo el cuerpo.

Con las manos juntas, efectuar tres círculos en el plano horizontal, de izquierda a derecha. Hacer lo mismo con el plano vertical. Después hacer tres ochos frente a sí.

Gerard Blaize Sensei
7º Dan Aikikai